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Arquitectos: Atelier Daniel Corsi, Dani Hirano
- Área: 386 m²
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Fotografías:Nelson Kon
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Proveedores: Assoalho São Miguel, Atlas Concorde, Clami, Concrefit, Deca, Divanni Decor, Estúdio Bola, Fernando Jaeger, Franke, Ideal Esquadrias, Impertop, Lesco, Metalferco, Pedra cor, Portobello, Suvinil, Tekhouse, WGR Iluminação
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Una casa debe guardar un mundo propio. A través de sus espacios y caminos, revelar paisajes en sus contemplaciones, misterios en sus intimidades, silencios en sus vacíos. Una casa debe construir lugares. Buscamos aquí un conjunto de experiencias perceptivas y singulares, una diversidad de espacios que nos llevarían de la contemplación colectiva a la introspección y a sus habitantes poder disfrutar de la hermosa geografía alrededor, intensificando las relaciones entre ellos y el lugar que los rodea.
Situada en un terreno privilegiado por una esquina, esta casa hace uso de sus dos frentes para organizarse y revelarse. Su síntesis compositiva tiene dos momentos: un volumen monolítico anclado a la tierra y un conjunto de planos perpendiculares ligeramente suspendidos. El primero emerge de la topografía, el segundo flota sobre ella.
Como esculpido desde el interior, el volumen principal tiene vacíos que van desde el patio de acceso – diseñado no como una puerta, sino como una transición entre el mundo exterior y el interior – a una secuencia de espacios que acomodan gran parte del programa tradicional de una casa. Otras sustracciones se revelan gradualmente en el interior, asociándose en una especie de 'oda a la ventana' en la que se transforman sus fachadas: innumerables aberturas de diferentes tamaños, capas y funciones enmarcan el paisaje circundante, trayéndolo hacia adentro y creando cuadros vivos a cada momento que circulamos en su interior.
El segundo momento de la construcción se define por dos grandes planos, uno horizontal y otro vertical. En él se extiende el estar central, aún interior, pero que se abre completamente a la totalidad de los espacios exteriores. Una sucesión de patios y jardines establecen diferentes relaciones con el paisaje y las dimensiones de convivencia que configuran: desde el patio delantero que mira hacia las montañas, hasta el patio interior que se diseña como una plaza, vemos cómo se desarrolla la vida familiar. Soleados o sombreados, secos o verdes, con diferentes tipos de vegetación y agua, estas plazas, así como la terraza elevada en la cubierta del estar central, acumulan las posibilidades de convivencia de una casa.
Su materialidad se define por un sistema estructural de hormigón armado y una serie de dispositivos livianos en acero y madera ecológica que cubren las fachadas del volumen principal, dándole una protección térmica sustancial como un sistema de doble fachada ventilada. Estos elementos permiten el control de la privacidad, de la ventilación natural, de la luminosidad y el control visual. En el exterior, dos grandes paneles metálicos móviles tienen la misma versatilidad y pueden mantenerse en posición vertical (definiendo el plano de delimitación) u horizontal (creando zonas de sombra para los patios interiores como grandes paraguas controlados manualmente y ligeramente por sus contrapesos).
Finalmente, la luz natural se revela como un elemento omnipresente. La naturaleza masiva del edificio revela aberturas a los horizontes, el cielo y el suelo, paisajes siempre enmarcados por patios y ventanas que constantemente despiertan los sentidos de sus habitantes, custodiados por esta arca que descansa anclada en diálogo con su lugar.